El grupo de Profesorxs Autoconvocadxs en Resistencia Solidaria (PAReS)
propuso hoy la creación de una comisión transitoria de autogobierno
universitario para atender de manera responsable y urgente la situación actual de
la Universidad de Puerto Rico. Mediante una carta abierta a la Universidad y al
país, hicieron un llamado a que los diversos sectores de la Universidad
continúen la línea del autogobierno y accionen acordes a la autonomía
universitaria. La profesora Érika Fontánez Torres explicó que “en estos momentos en que el país espera ansioso por la
Asamblea Legislativa para ponerle fin al conflicto universitario, los PAReS nos
preguntamos ¿a quiénes queremos que sirva la UPR? ¿Quiénes deben marcar el
rumbo que tomará nuestra primera institución pública de educación superior?”.
Por eso, los PAReS destacan en su carta que, aunque algunos piensan (y
otros apuestan a ello) que la universidad está acéfala, la realidad es que “no
estamos descabezados. Estamos gestando otro cuerpo. El vacío político que han
dejado las distintas renuncias ha sido ocupado por la comunidad universitaria
desde el inicio de la huelga estudiantil. Los distintos sectores de la
institución (a un lado y otro de los portones) hemos continuado debatiendo,
investigando, organizando, creando y presentando propuestas, de forma
autoconvocada y autogestionada, para proteger la universidad”.
Luego de una plenaria de todo un día, el pasado viernes 26 de mayo, el grupo acordó trabajar como ente facilitador para poner en marcha un proceso que nos lleve hacia una “verdadera autonomía universitaria” comenzando por la creación de un “cuerpo en transición hacia el autogobierno”. Según explicó el profesor Federico Cintrón Moscoso, “en esta coyuntura, PAReS propone la constitución de un cuerpo o comisión transitoria hacia el autogobierno universitario, desligada de la política partidista, e integrada por portavoces de los diversos sectores de la comunidad universitaria y aliados de la sociedad civil comprometidos con la defensa de una educación pública de excelencia”. Cintrón Moscoso señaló que la primera tarea de este cuerpo sería “la defensa de los acuerdos logrados por el movimiento estudiantil que han sido aprobados y ratificados por las instancias formales, tales como el Senado Académico del Recinto de Río Piedras, la Junta Administrativa del Recinto Universitario de Mayagüez y la Junta Universitaria del Sistema UPR”.
Esta propuesta surge en gran medida porque, según señalaron, “el andamiaje institucional actual nos arrebata el poder para tomar decisiones en pos del bien común”. Fontánez Torres destacó que “en esta crisis hemos demostrado que la comunidad universitaria puede autoconvocarse como lo han hecho decanos, senados académicos, rectores y la Junta Universitaria actual, sin la intromisión ni operación de terceros que responden a agendas externas y político-partidistas.” Cintrón Moscoso aclaró que, para el grupo: “no necesitamos de la Junta de Gobierno, puesto que esa entidad constituye lo que siempre hemos dicho: la intromisión de la política partidista y de sus lógicas y juegos de poder. Cada cuatro años la presidencia y los puestos de la Junta de Gobierno responden a estas dinámicas miopes y cortoplacistas entre partidos que, lejos de defender la educación pública, la instrumentalizan para fines político-partidistas y con intereses de terceros”. Finalmente destacaron que “regresar a esa estructura es continuar con esa intromisión que, lejos de mantener, debemos deslegitimar, ahora más que nunca”.
Las portavoces compartieron su Carta Abierta y recalcaron que “los representantes del gobierno local y la JCF insisten en que les toca a los y las universitarias dirigir el rumbo de nuestra Alma Mater. “Hoy decidimos tomarles la palabra y comenzar el cambio hacia el autogobierno”. “En momentos de inestabilidad social, cuando las respuestas no están claramente dadas, solo nos queda crear, inventar, experimentar y servir. ¡Quiénes mejor que lxs universitarixs para emprender tal encomienda!”
San Juan, Puerto Rico, 1ro de junio de 2017
Carta Abierta a la Comunidad Universitaria y el País
1ro de junio de 2017
Por
décadas la comunidad universitaria ha denunciado el daño que ha hecho la
intromisión de los gobiernos de turno en la misión y gobernanza de la UPR.
Durante los últimos 10 años, la política-partidista ha impuesto medidas de
austeridad que atentan contra la capacidad de la institución para proveer
educación superior de excelencia sin endeudar a nuestros jóvenes. Hoy, los
recortes que la Junta de Control Fiscal (JCF) y el gobierno pretenden imponer
sobre la UPR representan el fin de la institución como proyecto de desarrollo
económico, social y cultural del País. El servilismo político-partidista de la
alta gerencia universitaria ha dado paso a la utilización de tácticas de
hostigamiento e intimidación contra estudiantes y profesores que defienden la
razón de ser de la universidad pública (desde el uso indebido del derecho y los
tribunales a los intentos de abrir el recinto de Río Piedras por medio de la
violencia). El costo de esta violencia estructural incluye las recientes
renuncias de la presidenta, la rectora de Río Piedras, y tres miembros de la
Junta de Gobierno, y, además, el disloque y desprestigio de una comunidad
universitaria genuinamente comprometida con Puerto Rico. En estos momentos
en que el país espera ansioso por la Asamblea Legislativa para ponerle fin al
conflicto universitario, los PAReS nos preguntamos ¿a quiénes queremos que
sirva la UPR? ¿Quiénes deben marcar el rumbo que tomará nuestra primera
institución pública de educación superior?
Algunos
piensan (y otros apuestan a ello) que la universidad está acéfala, sin cabezas
que puedan tomar sus riendas y darle dirección. No estamos descabezados.
Estamos gestando otro cuerpo. El vacío político que han dejado las distintas
renuncias ha sido ocupado por la comunidad universitaria desde el inicio de la
huelga estudiantil. Los distintos sectores de la institución (a un lado y otro
de los portones) hemos continuado debatiendo, investigando, organizando,
creando y presentando propuestas, de forma autoconvocada y autogestionada, para
proteger la universidad. Precisamente porque la comunidad universitaria ha
tomado acciones concertadas para salvaguardar la UPR es que la Junta de
Gobierno rechazó el nefasto plan fiscal propuesto originalmente por el
Ejecutivo.
De
igual forma, la mayoría de rectores y senadores académicos se han opuesto a los
recortes y han gestado consensos para resolver los conflictos en sus
respectivos recintos—demostrando además una solidaridad política que ahora más
que nunca debemos emular. La Junta Universitaria, autoconvocada, aprobó
unánimemente los acuerdos del movimiento estudiantil y el Comité de Diálogo
Institucional. Otros grupos de profesores autoconvocados (DEMoS) y estudiantes
(Comité Reforma Universitaria)[1] llevan meses trabajando en
propuestas para una reforma universitaria desde la base y un plan fiscal
alternativo[2] (PROTESTAmos) desarrollado en
colaboración con otros colegas y estudiantes del sistema. El movimiento
estudiantil sometió cinco proyectos de ley[3] que eliminarían la necesidad de los
recortes propuestos y allegarían fondos a la universidad. Estos son solo
ejemplos de lo que hemos producido durante la huelga estudiantil y que se suma
a la gran cantidad de propuestas alternas que por décadas los universitarios
hemos presentado en respuesta a las reestructuraciones que los gobiernos de
turno caprichosamente han insistido en imponernos.
Nuestros gobernantes han repetido el estribillo neoliberal de que la
educación pública es un gasto, una especie de barril sin fondo donde botan el
dinero a cambio de nada. Lo que no pueden tapar con la mano es la inmensa
contribución que hace cada recinto de la UPR a la vida material y cultural
de su región. Además, el País sabe que sin educación universitaria no habrá
reactivación económica ni posibilidades de agencia para sus habitantes, porque
carecer de estudios superiores supone una desventaja. Más aún, la gente sabe
que, en este momento histórico, obtener una educación universitaria a fuerza de
endeudamiento es condenar a la juventud a la miseria. Por esto muchos
aseguramos que la educación no es un gasto es una inversión que hace el País en
un futuro digno para todos y todas. La educación universitaria pública es un
servicio esencial para el desarrollo económico de Puerto Rico y para la
construcción de una sociedad más democrática, creativa y justa.
Las
PAReS entendemos que la UPR tiene todo que ofrecer al País, pero el andamiaje
institucional actual nos arrebata el poder para tomar decisiones en pos del
bien común. Hemos demostrado en esta crisis que la comunidad universitaria
puede autoconvocarse como lo han hecho decanos, senados académicos, rectores y
la Junta Universitaria actual sin la intromisión ni operación de terceros que
responden a agendas externas y político partidistas. Ha quedado demostrado que
no necesitamos de la Junta de Gobierno y que esa entidad es lo que siempre
hemos dicho: la intromisión de la política partidista y de sus lógicas y juegos
de poder. Cada cuatro años la presidencia y los puestos de la Junta de Gobierno
responden a estas dinámicas miopes y cortoplacistas entre partidos y lejos de
defender la educación pública la instrumentalizan para fines
político-partidistas y con intereses de terceros. Ese es nuestro peor problema.
Regresar a esa estructura es continuar con esa intromisión que lejos de
mantener debemos deslegitimar, ahora más que nunca.
El
problema en la Universidad no es la falta de cabezas para pensarnos, sino la
falta de autonomía para tomar acciones concertadas y consistentes con el
proyecto social más importante del País y libres de las agendas
político-partidistas. Pero en este momento se ha hecho claro que reclamar o
evocar la autonomía ya no es suficiente. El momento histórico nos exige
asumir y accionar la autonomía que queremos. Nadie conoce mejor que nosotrxs
las complejidades de nuestro sistema, sus necesidades y posibilidades hacia el
futuro. Ya hemos comenzado y debemos continuar sin dar marcha atrás para
regresar a una estructura que es dañina no solo para la Universidad, sino para
todo el país.
Por todo lo anterior:
Por todo lo anterior:
1. Hacemos un llamado amplio a
imaginar y crear juntos un autogobierno universitario, participativo, inclusivo
y democrático.
2. Convocamos a los diferentes
sectores a trabajar hacia una transformación profunda guiada por los principios
de 1) autonomía académica y administrativa, 2) sana gerencia institucional, y
3) gobernanza democrática y participativa.
3. Proponemos la constitución
de un cuerpo o comisión transitoria hacia el autogobierno universitario,
desligada de la política-partidista, integrada por portavoces de los diversos
sectores de la comunidad universitaria. La convocatoria también se extiende a
aliados de la sociedad civil comprometidos con la defensa de una educación
pública de excelencia y capaces de insertarse en procesos participativos para
la toma de decisiones. La primera tarea de este cuerpo sería:
-La defensa de
los acuerdos logrados por el movimiento estudiantil que han sido aprobados y
ratificados por las instancias formales tales como el Senado Académico del
Recinto de Río Piedras, la Junta Administrativa del Recinto Universitario de
Mayagüez y la Junta Universitaria del Sistema UPR.
-Impulsar la iniciativa propuesta por PROTESTAMos hacia un Plan Fiscal
Sostenible.
-Canalizar los
procesos iniciados por diferentes sectores hacia una reforma universitaria
desde la base, sin imposiciones ni intervenciones contrarias al proyecto social
universitario.
En
momentos de inestabilidad social, cuando las respuestas no están dadas, solo
nos queda imaginar, crear, proponer y construir. ¡Quién mejor que las y los
universitarios para emprender tal encomienda!
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